martes, 31 de marzo de 2009

El mejor invento del s. XX para la mujer

Parlamentando no hace mucho con mi Señora (a la vez que esposa) salió a colación cuál había sido el mejor invento del siglo XX para la mujer. La lavadora era la opción barajada por un medio de comunicación y, claro está, semejante afrenta enervó en exceso a mi interlocutora.

Tras unas palabras introductorias sobre tamaña majadería, me apresuré a proclamar la fregona (fregasuelos, mocho, lampazo, trapeador, aljofifa, mopa ó coleto) como la revolucionaria invención de la época desde el punto de vista femenino. Ante el estupor de mi contertulia, proseguí mi disertación apoyando la ocurrencia de Emilio Bellvis basándome en la incorporación de media población mundial a la postura bípeda...

Luego de ciertos reproches matizados de machistas, mi Señora (a la vez que esposa) espetó segura de si misma que los anticonceptivos eran sin duda, "el copón de la baraja" del pasado siglo. Su sólida argumentación en pro de la libertad de cátedra, por aquello de poder elegir cuando una quiere ser mamá, me dejó algo aturdido, lo reconozco.

La ruptura con el castigo divino, acaecido en Edén allá por el principio de los tiempos, vino a mi mente. En un plis-plas recorrí la vasta existencia de la religión católica hasta situarme a la altura de sus cabezas más visibles. Y en esto pensé en lo que respondería el Papa Benedicto a la cuestión suscitada.

Después de una breve reflexión llegué a la conclusión de que, a buen seguro, el gerifalte del bonete estaría plenamente de acuerdo conmigo, dada su habitual aversión a los temas ligados a la procreación, y en la misma línea que sus antecesores. ¡Hostias! ¿En qué estaría pensando? ¡Tengo la misma mentalidad que las antiguallas sacramentales!

Así que, sin cortarme un pelo, di la razón a mi dialogadora Señora (a la vez que esposa), y de forma unísona finalizamos la conversación alabando las mejoras de los métodos contraceptivos en la vida y milagros de las damas del planeta.